La pedofilia prácticamente tendrá carácter legal en
la “culta” Francia a partir de septiembre, gracias a una ley aprobada con 92
votos a favor por la Asamblea Nacional (parlamento).
El nuevo cuerpo jurídico, propuesto por la ministra
de igualdad de Género, Marlene Schiappa, aborda por una parte el acoso sexual a
las mujeres y su penalización.
Pero, por otra, una serie de medidas que
supuestamente pretendían proteger a los menores de edad víctimas de
violaciones.
Sin embargo, no fija una edad legal de
consentimiento para las relaciones sexuales.
En otras palabras, que un adulto podrá tener sexo
con cualquier niño, niña o adolescente, independientemente de su edad.
Y no será encarcelado por violación si la víctima
no puede probar la existencia de violencia, amenaza o acción de violación.
La nueva ley sobre los abusos sexuales y los
delitos de violación abrirá la puerta a la pedofilia en caso de que no haya
violencia y coacción al menor, concuerdan especialistas.
El proyecto, conocido como ley Schiappa, fue
promulgado el 3 de agosto por el parlamento francés a pesar de la indignación
que despertó en el país.
Le Figaro, rotativo francés, asegura que tanto padres
como organizaciones defensoras de los derechos de la niñez acusaron al gobierno
de Emmanuel Macron y al órgano legislador de traicionar a los infantes en el
país europeo.
La declaración conjunta de los detractores de la
medida, entre ellos el Consejo Francés de Asociaciones por los Derechos
del Niño, concordaron en que:
Esta debería ser la medida principal del proyecto
de ley: la introducción de una edad por debajo de la cual los niños serían
considerados automáticamente incapaces de consentir en tener relaciones
sexuales con adultos”.
“Abrieron las puertas para la pedofilia. Esta ley
es un abuso, un claro ejemplo de traición por parte del gobierno”.
Ley Schiappa
De acuerdo con el texto de la ley, puede ser
considerado como delito de violación tener relaciones sexuales con un menor de
15 años “si se descubriera que el adulto abusó de la falta de comprensión del
niño para participar en el acto”.
Es decir, reconoce que la penetración de un
niño por un adulto puede no ser una violación; por lo tanto, no sería un crimen
y no estaría penalizada.
Asimismo, deja a la víctima todo el peso de la
culpabilidad y la obligación de denunciar, presentar pruebas y demostrar que no
se negó explícitamente.
No existe edad mínima para consentir; solo podrá
ser delito si la víctima (el menor de edad) puede probar violencia, amenaza,
coacción o sorpresa.
Todo esto se le pide a un ser humano menor de 15
años, por lo cual quienes rechazan la medida aseguran que esta legislación
en vez de velar por los derechos de niñas, niños y adolescentes, lo que hizo
fue dejarlos desprotegidos.
La ley Schiappa señala que para los menores de 15
años “la restricción moral o la sorpresa se caracteriza por el abuso de la
vulnerabilidad de la víctima que no tiene el discernimiento necesario para
estos actos”.
Sin embargo, el exministro de Derechos de la Mujer,
Laurence Rossignol, hizo notar que estas nociones de “vulnerabilidad” y
“discernimiento” dejan demasiado espacio para que los pedófilos escapen del
castigo al amparo de la ley.
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